martes, 16 de febrero de 2010

El Rayo. Entre la estabilidad y el cambio

El fútbol no es solo un deporte. Es, además, un estado de ánimo, una actividad económica y un espectáculo de masas. Aún puede tener muchas más derivaciones; por ejemplo, hay quien afirma que el fútbol es la forma de guerra moderna. Pero, además, el fútbol aporta un significado especial para millones de personas, determinado por su carácter absolutamente imprevisible y por factores fuera de toda lógica. El periodista argentino Roberto Pettinato lo explicó muy bien cuando elevó a lo más alto el papel jugado por la madre de Diego Armando Maradona en el fútbol de su país: "La mujer más importante de la historia del deporte argentino es doña Tota Maradona, ¿Vos te imaginás que hubiese sido de nosotros si le hubiese dolido la cabeza aquella noche en la que gestó a Diego?".
De la misma manera, hace unas semanas, muy pocos habrían pronosticado que el Rayo Vallecano se iba a encontrar en los puestos medios de la tabla, tan lejos (o cerca) del ascenso como del descenso y que terminaría claudicando por 0-3 frente a uno de los colistas, dando su nota más bajo en cuanto a nivel de juego. ¿Tiene esto algo que ver con la estabilidad y solvencia de la entidad?. En mi opinión no. Gracias a la familia Ruiz-Mateos (sí han leído bien), el Rayo es el único club de segunda que ha mantenido estable su propiedad, sin vaivenes y sorpredentes desembarcos en el accionariado y, sobre todo, atendiendo costosísimas inversiones y desfases presupuestarios. En los últimos cuatro años, se ha acometido una importantísima labor de modernización de todas las estructuras de un club que ha alcanzado los 10.000 abonados. La política de puertas abiertas a la afición, la integración de la masa social rayista, la actualización de su página web, la mejora del cesped del estadio (que daba pena), la reforma de unas dependencias sociales que transmitían una pésima imagen del club y las construcción de la futura Ciudad Deportiva del Ensanche, son solo unos ejemplos de lo que digo.
Pero lo más importante para los aficionados es la trayectoria competitiva. En este tiempo se ha recuperado la categoría perdida, la cantera hace frente con éxito al duopolio del Real Madrid y Atlético de Madrid; el equipo femenino ha conquistado la Liga y por primera vez el himno de la Champions ha sonado en el Estadio Teresa Rivero. Especial mención para José Ramón Sandoval y sus jugadores, que en estos momentos lideran la clasificación de Tercera División y enfilan con amplia ventaja el ascenso hacia la segunda B: ya saben.... la categoría en la que se encontraba el primer equipo hace tan solo dos años.
El Rayo Vallecano es hoy una entidad de las más sólidas del fútbol nacional al margen de las visicitudes deportivas gracias a una afición y un barrio de primera y al trabajo de un equipo de profesionales que se mueve con eficacia en los despachos. Por razones de amistad (de la que me honro) con la persona que dirige este gran grupo humano, también de justicia, no quiero personificar en nadie la responsabilidad de estos logros colectivos. Hasta hace pocas horas, José Mel, formaba parte de esa estructura. Su destitución después de tres temporadas y media al frente del equipo, es un hecho doloroso pero necesario. Hasta el propio Mel se ha encargado de decir que tenía previsto que está sería su última temporada en Vallecas. El Rayo y Mel han crecido juntos en todo este tiempo. Hoy es un técnico que sale revalorizado desde que llegara después de un precipitado cese en el Poli Ejido. Pero ambos necesitan separarse amistosamente para seguir creciendo. Ya el Zaragoza se interesó por el técnico madrileño tras la destitución de Marcelino y el Rayo precisa fijarse nuevas metas, recomponer un vestuario que estaba roto, frenar una deriva muy negativa y, sobre todo, preparar la temporada próxima en las mejores condiciones, empezando a curtir en la categoría a jugadores de la cantera como Lucas, Diego Benito, Arribas, Hugo Fraile o Jorge Casado.
Hay que superar esta crisis con rapidez y desear mucha suerte al entrañable Felipe Miñambres, del que estoy convencido que sabrá sacar lo mejor de unos jugadores que conoce a la perfección. La crisis deportiva del Rayo es de crecimiento, lo que me hace recordar la frase del filósofo italiano, Antonio Gramsci: "Cuando lo nuevo pugna por nacer y lo viejo se resiste a morir hay crisis". Pues, que empiece ya esta nueva etapa que nos lleve a donde todos los rayistas esperamos.