domingo, 11 de abril de 2010

La humanidad a vista de pájaro

Si vuelas durante unos días, miles de kilómetros, puedes alcanzar la sensación de que el mundo se ha hecho muy pequeño. A tal conclusión he llegado después de viajar hasta América Latina recorriendo cinco países y observando realidades diferentes de un mundo cada vez más global y más poblado. Mirar el planeta desde arriba da una mayor perspectiva de las cosas que luego observas y conoces a ras del suelo. La especie humana se enfrenta a los mayores desafíos desde que el homo erectus apareciera en Africa hace casi dos millones de años. La explosión demográfica y la concentración de la población en grandes urbes es el origen de un sinfín de problemas que pone en riesgo nuestra supervivencia. Hemos alcanzado durante la primera década del milenio la cifra de 7.000 millones de seres humanos, que se convertirán en más 9.000 millones en 2.050. Hoy la mitad de esta inmensa población se concentra en áreas urbanas, pero dentro de 20 años, el porcentaje de personas que vivirán en las grandes ciudades puede ser del 70 u 80 por ciento.
En 1992, casi 2.000 científicos publicaron un texto, "Una advertencia de los científicos del mundo a la humanidad", en el que describen las consecuencias del espectacular crecimiento de la población sobre el aire, el agua, las demás especies vivas, el clima o la producción de los alimentos necesarios para bastecerla. Muy poco a nada se ha hecho desde entonces. El mundo ha seguido caminando por una orgía de consumo insostenible, alimentado en gran parte gracias al crédito de un capital financiero, del que dependen estados y personas. El binomio política-economía que ha regido el mundo en los últimos doscientos años, ha derivado en esta deformación que pone nuestro destino en manos de especuladores que representan un poder tan determinante como irresponsable y ausente del más mínimo control democrático.
En mi periplo he sido testigo de las enormes limitaciones, que en este contexto tiene una acción política de izquierda clásica, tan sincera y honesta como la que se está desarrollando en Bolivia. Los avances no pasan de gestos símbólicos, en relación con la reparación de injusticias endémicas como las que vienen sufriendo los pueblos de esa parte del mundo. Pero, el poder económico sigue en manos de los mercados financieros mundiales y de las élites que les representan. Mientras tanto la emancipación ecónomica y social de una población mayoritariamente empobrecida ni se vislumbra. Este es solo un ejemplo, de la ineficacia de la acción política que tienen como referentes los actuales estados-nación y la gestión del estrecho margen de maniobra que deja una economía globalizada.
La izquierda heredera de la tradición de la Ilustración y las ideas socialistas ha dejado de ser de "izquierdas", ya que su proyecto político se basa en el acceso al poder político con el fin de ejercer el control de la economía, en un ámbito político determinado como es un Estado. Ha perdido la perspectiva de la historia. Un proyecto de izquierdas en la actual disyuntiva, tiene que ser otro distinto, que se proponga en primerísimo plano preservar el futuro de la especie humana y de su ecosistema. Para ello hay que romper el cordón umbilical que une a la política con la economía y sustituir a esta última por la ciencia y el conocimiento. Las grandes idéas que han guiado al mundo en el periodo histórico que se abre con la Revolución Francesa, como son el liberalismo y el socialismo, responden a una visión histórica de un crecimiento y progreso de la humanidad ilimitado. Es el momento de caminar hacia un síntesis superadora de las dos grandes ideologías del siglo XIX. Ambas contienen los rasgos más determinantes de la especie humana, los que nos diferencian del resto de los animales vivos, como son nuestras facultades para razonar y para cooperar entre sí. Ellas son las que pueden salvar a nuestra especie, las que tendrán que confrontarse con una antítesis engendrada por el lado oscuro del ser humano: los nacionalismos, el fanatismo religioso y la ambición desmedida de dinero y de poder. Los humanos ansiarán ser cada vez más sabios, en lugar de ser cada vez más ricos.
Urge un impulso universal en favor de la creación de una autoridad mundial efectiva, que sustituya a la actual ONU y en contra del poder cada vez menos disimulado del G-20 y de los llamados mercados financieros. Una Federación Mundial, de la que emane una declaración universal de derechos y obligaciones de la humanidad, a la que quedarían subordinados todos los Estados de la Tierra y cuyo garante sería un instituto integrado por los principales ciéntificos de todo el mundo. Estos instrumentos quedarían emplazados para elaborar un Plan de Sostenibilidad Humana, que incluiría medidas eficaces para luchar contra la pobreza, la superpoblación, el cambio climático y en favor de una fiscalidad mundial, del desarme multilateral y de la extensión de los derechos humanos hasta el último confín del Planeta. Avanzaríamos hacia lo que Rifkin llama una civilización empática donde nos identificaríamos como especie y no en razón de las identidades nacionales que se han ido construyendo a lo largo de la historia. Se desplegaría una Administración Mundial integrada por un porcentaje de recursos y funcionarios que de forma obligatoria tendrían que ceder los estados , además de, por supuesto, por un cuerpo de voluntarios que vaciarían las actuales ONG por innecesarias.
Se garantizaría, por contra, el derecho a la propiedad individual, ya que si vemos el ahinco con el algunos de los que hemos venido defendiendo el socialismo, nos aferramos a un simple bolígrafo, llegaremos a la conclusión de que el apego a la propiedad es consustancial con la evolución social del ser humano. Se respetaría el mercado, forma de intercambio de productos anterior al capitalismo- que surge poco después que la agricultura y la ganadería- por haberse demostrado como más eficaz que la planficiación central, a la hora de a asignar y distribuir los recursos. Asimismo, se estimularía la capacidad de emprender, esto es de montar negocios, como aspecto positivo de una sociedad libre, abierta y creativa. Porque lo importante, es que la economía esté supeditada al interés general de la humanidad determinado por criterios científicos; de esta manera, serán necesarios impuestos sobre los patrimonios y las transacciones comerciales, así como, la expropiación universal del capital especulativo y la exclusión de la lógica del mercado de las entidades financieras y los servicios públicos esenciales. Al día de hoy sería imposible pronosticar el carácter de la económía resultante de este salto histórico. Seamos más prácticos y menos deterministas.
Los estados tendrán una soberanía limitada, pero no por un poder irresponsable y oculto como sucede ahora. Las personas podrán organizarse en redes sociales y decidir de manera directa y sin intermediarios, sobre las grandes cuestiones que plantee el devenir histórico y la comunidad ciéntifica. Liberados de los estados nacionales, que quedarían relegados al papel de simples administradores de los designios de una Federación Mundial, la gente volverá a la comunidad urbana  o a la comunidad rural, como ámbitos sustanciales de participación política.
Este mundialismo cooperativo que propongo, sería consecuencia de un movimiento de la opinión pública universal, que tendrá que movilizarse y organizarse en pos de su propia supervivencia. Se tratará de un nuevo impulso útopico y razonable, tan utópico como lo fueron en su dia las idéas que han hecho moverse al mundo. En definitiva hay que cerrar una era antes de perecer con ella. Descansaríamos más tranquilos si el futuro de nuestros hijos estuviera en manos de seres humanos como Cynthia Kenyon, Stephen Hawking, Jared Diamond, Joaquín Araujo, Richard Sennet o Amartya Sen, en lugar de los protagonistas de la foto familiar del G-20.

martes, 6 de abril de 2010

Epílogo en el centro de la Tierra

En lengua quechua, Quit, significa el centro; lo que quiere decir, que los pueblos originarios del Ecuador tenian hace más de mil años, unos conocimientos de astronomía muy superiores a los de los occidentales. Sin embargo, muy cerca de aquí hay un falso "centro de la Tierra", una especie de parque temático, donde se rinde homenaje a las expediciones de científicos europeos, que hace tan solo dos siglos pasado ubicaron aquí el ombligo del mundo. Es tan solo un ejemplo de la colonización cultural que han sufrido estos pueblos. Tras sobrevolar el altiplano boliviano y el lago Tititaca, he llegado a esta ciudad, punto final del viaje.
Los compañeros de CORPANP (Corporación de Productores Audiovisuales de las Nacionalidades y Pueblos del Ecuador), me tenián programado un viaje a la zona de Otavalo, una ciudad emblemática de la cultura originaria en el Ecuador. Por ser domingo no era día de marcado, así que nos hemos encaminado al lago Cuidocha, sobre el cráter de un volcán, entre las montañas de Imbabura y Cotocachi. Un lugar sagrado donde se dice que bajo sus aguas yace el Arco Iris. Ha sido un rencuentro con el mundo andino que dejé en Bolivia. Los quechuas se han mantenido mayoritariamente al margen de los estados fundados en 1810 por los descendientes de los europeos y mantienen vivas sus tradiciones. Su actividad económica se limita a la agricultura, la ganadería y la artesanía. Muchos jóvenes militan activamente en un movimiento político-cultural que trata de hacer frente a la amenaza que supone para ellos la globalización.
De regreso a Quito he comprobado nuevamente que su centro histórico es uno de los más bellos y mejor conservados de Amércia Latina. Es además una ciudad limpia y bien organizada que, asimismo, ha destinado importantes recursos en los últimos años a la rehabilitación de barrios enteros, entre los que sobresale La Ronda, un antiguo lugar urbanísticamente deprimido y convertido hoy en un lugar de bares y restaurantes realmente agradable. Es conocida como la Florencia de América Latina, por la importancia de sus monumentos, construidos principalmente por las órdenes religiosas. La importancia de la Iglesia Católica en la moderna historia de Quito es patente. También es conocida como la ciudad de las leyendas, casi todas propagadas por la Iglesia, para llevar a los infieles por los caminos de la santidad. No por ello no dejan de ser divertidas.
Especialmente llamativas me han parecido dos: La de Cantuña y la del Padre Almeida. El primero era un indio, hijo de un oficial de Rumiñaui que fué proahijado por el conquistador Hernán Suárez, tras la destrucción de Quito. Según la leyenda, conocedores ambos de donde estaba oculto el tesoro de Atahualpa, se dedicaron a hacer obras de caridad y edificaron la capilla que se enuentra en un extremo de la Iglesia de San Francisco. Para evitar sospechas, decidieron que lo mejor era decir que Cantuña había vendido su alma al diablo a cambio de la construcción del templo. La gente lo creyó, dada la extraordinaria fealdad del indio. Finalmente, para deshacer el entuerto y como en verdad Cantuña tuvo una vida muy religiosa, argumentaron que el diablo no había cumplido su palabra, porque le falto poner el último ladrillo de la capilla. La del Padre Almeida, trata de un cura hijo de una noble familia quiteña, amigo de la juerga y la bebida, que se escaba todas las noches del convento, por una ventana y apoyándándose del brazo de un crucifijo. Siempre la imagen del Cristo le inquiría, ¿Hasta cuándo Padre Almeida?, a lo que invariablemente respondía el clérigo, ¿Hasta la vuelta señor?. Así, hasta que un día de regreso de sus frascachelas, Almeida presenció por la calle su propio entierro. El desenlace es fácil de imaginar, el cura abandonó su licenciosa vida y se entrego a otra espiritual, de oración y limosna.
Pero volvamos al motivo de mi viaje, hoy se ha inaugurado la Escuela de Comunicación de la CORPANP y la puesta en común de este proyecto con los que se están desarrollando en otros puntos Amércia Latina y en Tele K. Con ello se pone fin a la misión que me ha traido hasta estas tierras. Creo que hemos dado un fuerte impulso a la comunicación popular dotando de recursos imprescindibles para que pueblos y comunidades puedan construir sus propias emisoras y escuelas. Unos instrumentos necesarios para hecer frente a la uniformización de un mundo globalizado por la tiranía de los mercados financieros. Estamos tejiendo una red horizontal, cada vez más amplia, que no es sino un embrión de una alternativa al mercantilismo de la comunicación convencional. Por mi parte, regreso un poco menos ignorante y ávido de conocer las últimas novedades del caso gürtel.

lunes, 5 de abril de 2010

Julián

Sí te le encontrabas por la calle, corrías el riesgo de perecer abrazado entre su poderosa humanidad, tal era la fuerza con la que expresaba su cariño. Todo en él era humanidad y quiso compartir con los suyos la sorpresa que le produjo el descubrimiento de su terrible enfermedad. Tenía el vicio de compartirlo todo con sus amigos, tal vez por eso empezó a inundarnos con correos en los que nos daba cuenta diariamente de los diagnósticos médicos y de sus miedos hacia una situación que, día a día, se iba haciendo irreversible. De repente, dejamos de recibirlos.
Hace un par de meses me le encontré por última vez el bar de Adelino, en el que durante mucho tiempo coincidíamos a la hora del desayuno. Casi siempre pagaba él, era un hombre de costumbres. Le acompañé aquella mañana hasta la puerta de su casa, donde me despidió con un abrazo, esta vez más débil, el último que nos dimos. Me fije en su mirada perdida, intuyendo tal vez, un próximo final.
Julían Méndez, era comunista, radical en sus idéas y honesto hasta la exageración, algo que le alejaba de las organizaciones donde abundan los medradores y oportunistas. Biólogo de formación, era un apasionado de los temas ciéntíficos al que le molestaban profundamente las supersticiones religiosas: decía que había que combatirlas. He sido testigo de como elevaba la voz cuando se refería en público a estas cuestiones. Amaba, como yo, la vida. Disfrutaba con la buena comida, del buen vino, las mejores cervezas, la conversación con los amigos y con los hermosos paisajes que reflejaba en su cámara fotográfica. Siempre preocupado por los demás, me obligó a acudir al médico y a aceptar prestado un aparato para controlar mi tensión arterial. Algunas veces me llamaba para preguntarme si me había bajado y para darme consejos de como tratarme la hipertensión, que siempre desoí, lo reconozco.
Durante años, cuando llegaba el mes de Abril, nos anudabamos un pañuelo tricolor al cuello y rivalizabamos en el arte de cocinar las paellas que se celebran en Vallecas para recordar a la II República. Él al frente de la "paella Buenaventura Durruti" y yo organizando la "paella Enrique Líster". Ahí, descubrí uno de los rasgos más característicos de su personalidad: Una terquedad indomable que reflejaba una fuerte firmeza en sus convicciones. No admitía sugerencias sobre algo que consideraba contrastado científicamente. Porque Julían se había procupado de medir el volumen de las paelleras, para calcular la proporción exacta de cada ingrediente. La verdad es que el resultado casi nunca fue bueno; por eso, sus amigos vamos cocinar por él la paella Durruti, como a Julián le gustaba, con alitas de pollo y guisantes. Va a ser la mejor paella republicana de su corta historia. Aunque, es el momento de que te lo diga: No hay que remover el arroz una vez que se ha echado en la paellera.
He recibido la noticia de su muerte en Quito (Ecuador) coincidiendo con el nacimiento de una Escuela de Comunicación Popular para el pueblo quechua. Recordé lo que me había dicho un joven de esta nación andina: "No estamos aquí solamente mientras tenemos vida, siempre queda el recuerdo y la experiencia que dejamos atrás, por eso, estaremos aquí hasta que el sol se apague, los ríos se sequen y las montañas desaparezcan".

sábado, 3 de abril de 2010

Sentado frente al Palacio Quemado

Estaba prevista mi llegada a La Paz al mediodia de ayer. De nuevo Aerosur ha decidido por su cuenta retrasar el vuelo hasta por la tarde. Nunca un incumplimiento de una compañia aerea me ha alegrado tanto. Habian venido a despedirme al aeropuerto mis amigos, Susana, Agustin, Efrain y Manuel, este con su familia al completo. Al disponer de mas horas, todos nos hemos encaminado a La Angostura, una presa cercana a Cochabamba, donde al ser un dia festivo, han acudido cientos de familias a comer pescado de la laguna en alguno de los restaurantes que circundan la ribera. Hemos disfrutado de una luz y de un paisaje suave, con esa tranquilidad que da ver a los barcos surcar placidamente las aguas. Asi, compartiendo amistad y proyectos de comunicación al servicio de las comunidades y la cultural popular, han transcurrido mis ultimas horas en Cochabamba.
Ya en La Paz, me he encaminado al Hotel Torino, donde se hospedan viajeros europeos y norteamericanos que con mochila al hombro vienen recorren lugares cercanos como el lago Tititaca, Tiwanaku o el Valle de la Luna. Está en pleno centro de la una ciudad, que fue fundada por los españoles para que las tropas que viajaban de Cuzco a Potosi pudieran descansar. No lo entiendo, el descanso es lo mas lejano que puede encontrar el viajero en la capital de Bolivia. Situada a 3.500 metros de altitud, en un hoyo rodeado de montañas por las que escalan las casas y la miseria hasta los suburbios de El Elto. Casi todas sus calles son cuestas, que la falta de aire hacen dificil pasear. Hoy ademas, casi todos los establecimientos estan cerrados, ya que se ha iniciado la Ley Seca previa a las elecciones del domingo. Poco se puede hacer a estas horas en La Paz, excepto agotarse.
Ya por la mañana he podido visitar el celebre mercado de Las Brujas, donde puedes encontrar las cosas mas insospechadas. Quechuas y aymaras con el colorido de sus vestimentas animan este lugar abigarrado, que los viandantes tienen que compartir con centerares de taxis, furgonetas de transporte y los autobuses más extravagantes. De alli me he dirigido a la calle Jaen, la mas colonial de la ciudad, donde nacio Pedro Murillo, uno los militares criollos que se independizó de la métropoli hace dos siglos. Aquí se ubicó un mercado de llamas y alpacas, y hoy alberga a varios museos que muestran diferentes expresiones de las culturas del pais. En mi deambular por las calles, desde las que casi siempre al fondo asoma una cumbre nevada, se me ha ido despertando un especial interes a La Paz. La presencia cotidiana de los pueblos originarios y de sus culturas en la calle, junto con su caótica arquitectura de edificios desvencijados, por no decir, de su trazado urbano casi imposible y tortuoso, hacen de esta ciudad un lugar diferente, un punto de encuentro entre el mundo andino y occidente. No he encontrado en ninguna parte referencia a la retórica imperial de "la madre patria". Sin embargo, me he dado cuenta de que un cholito le decía a otro: "Pídele plata al gringo". El gringo, obviamente, era yo.
He pasado por el Cuartel Nacional Electoral del MAS para desearles suerte, ante la importante cita electoral de pasado mañana. Creo que, con todos sus fallos y limitaciones, es el intento más serio desde su nacimiento como república, de conseguir una verdadera soberanía para Bolivia y recuperación de derechos de los pueblos originarios. De errores y contradicciones de este proceso me ha alertado un torstkysta cochabambino. Creo que no tiene en cuenta que los procesos sociales no son lineales sino complejos.
Al mediodia me he sentado en un banco de la Plaza Murillo, frente al Palacio Quemado, sede del Gobierno, donde junto a la bandera constitucional ondea la whipala, la bandera de los pueblos andinos. Un simbolo multicolor de afirmación cultural que estaba prohíbido hasta la llegada de Evo Morales a la presidencia. He recordado a Tupac Katari, uno de los martires de la resistencia contra los colonizadores, que antes de ser despiadamente descuartizado por cuatro caballos que tiraron de sus miembros hasta darle muerte, predijo: "Volvere y sere millones". Creo que eso es parte de lo que esta pasando hoy en Bolivia, pero esa es otra historia, de que hablaré en otra ocasión.

viernes, 2 de abril de 2010

El Trópico de Evo

Ayer celebramos la Koa, para ofrecer a la Pachamama el Taller de Comunicación Popular Pakara y Koka TV, la nueva emisora que televisión en quechua para todo Cochabamba. Acudió en pleno el joven y animoso equipo de la nueva cadena y un nutrido grupo de dirigentes sindicales campesinos y del MAS. La Koa es un ritual indígena para celebrar y compartir con la Madre Tierra. Como si de un un chamán vallecano se tratase, me han pedido que iniciara el ritual, expresando brevemente los mejores deseos para que estos instrumentos de emancipación y desarrollo de la cultura quechua, alcancen los logros que todos esperamos. A continuación he bebido un trago de la chicha-aguardiente de maiz-rociéndola sobre el fuego, en dirección a los cuatro puntos cardinales. Por lo que he podido ver, las expectativas sobre este nuevo canal son enormes.
Esta mañana, he comprobado la excasez de medios que dispone el gobierno. A primera hora de la mañana me han entrevistado en el canal nacional Bolivia TV,donde he visto unas instalaciones técnicas anticuadas y lejos, en algunos aspectos, del nivel que hemos alcanzado en Tele K. Pero el resto del día estaba programado para visitar el Chapare, la región del Trópico de Cochabamba, que vió surgir un líder cocalero llamado Evo Morales.
Así, que he subido a bordo de un Toyota todo terreno conducido por mi amigo Efraín Gutiérrez, uno de los impulsores de estos proyectos de comunicación ligados al Sindicato de Campesinos. Se trata de un gran conocedor de la zona y de sus habitantes por haber realizado los mejores videos sobre las importantes luchas que tuvieron al Chapare como escenario en la última década. Efraín me ha advertido de la dificultad de la carretera, hay que subir al Tunari y luego descender hasta los valles del trópico, donde se concentra la mayor producción de hoja de coca de todo el mundo. Cunado llevamos pocos kilómetros, veo a los lados de una carretera sinuosa y mal asfaltada, la macabra presencia de cruces y flores en recuerdo de la multitud de viajeros muertos en accidente de circulación por estos parajes. En una sola curva he llegado a contar más de veinte cruces. Naturalmente, he llegado a la conclusión de que mis posibilidades de supervivencia por estos caminos son más bien escasas.
Todavía cerca de Cochabamba, hemos tenido que dar una pequeña coima a un carabinero para poder proseguir el viaje. Entramos al Chapare por un puesto de control de la policía anti narcotráfico, a partir de ahí vamos descendiendo entre una sucesión de montañas de increíble belleza entre las que se abre la selva amazónica. Exhuberante, verde, inexpugnable. Árboles que nunca he visto, decenas de ríos que bajan de los Andes con peces desconocidos para mi como el pakú, el suburí o el sábalo; pumas, tucanes, monos, tigres....Muy cerca hay un paraje que llaman el "Parlamento de los loros", donde en los meses de Noviembre y Diciembre acuden miles de loros de todo el mundo. ¡Qué feliz sería allí alguno que yo conozco!. Efraín me cuenta, que debajo de la selva se hayan riquísimos yacimientos de petroleo y gas. Por eso, los Estados Unidos, con la excusa de combatir al narcotráfico, consiguieron de sus amigos, los gobiernos títeres de Bolivia, la autorización para instalar una base militar. Una de las primeras medidas del nuevo gobierno, fué invitar a los norteamericanos a marcharse de estas tierras. Cuentan que como muestra de soberanía, Evo Morales, citó al embajador norteamericano a las cinco de la mañana, para informarle de la decisión.
Atravesamos algunas poblaciones, donde se hace visible la presencia de la coca y su importancia para la vida de los campesinos del Chapare. A las puertas de las casas vemos extendidas grandes lonas cubiertas con hojas de coca secándose al sol. Paramos en el poblado de Jatum Pampa, donde podemos ver una de las muchas escuelas que ha construido el gobierno en la región. Allí hablamos con Doña Nati, una campesina de avanzada edad, que nos recibe con una enorme bola de coca en su boca. "Para nosotros la coca es todo, señor. Nos cura cuando estamos enfermos y nos alegra cuando estamos tristes". Nos invita compartir con ella el picheo de hoja de coca, que según Efraín es de extraordinaria calidad. Ha sufrido en sus carnes las represión en la época de la llamada "guerra de la coca", como Felipa Mamani, amiga de mi compañero de viaje, a la tuvieron que amputarle una pierna, como consecuencia de un balazo. "Ahora vivimos tranquilos, con nuestro hermano Evo".
Aquí todos afirman conocer al Presidente personalmente, y se refieren a él como uno de ellos. Este es territorio Evo. El próximo domingo se celebran elecciones municipales, así que todas las casas y muchos árboles de las poblaciones, están engalanados con las banderas azules, blancas y negras del MAS. Es una forma de identificación, ya que no es necesario hacer propaganda electoral. El resto de partidos no ha conseguido presentar candidaturas en ningún pueblo del departamento. Nos detenemos en la capital, Villa Tunari, donde comemos el sabrosímo Saburí, uno de los peces más apreciados de estos ríos. Nos recibe Andres Checa, el alcalde, compañero de luchas de Evo, con él inaugurará en los próximos días una planta de cítricos, como recientemente se puso en marcha una planta de transformación de la hoja de coca. Dice que todavía se están adaptando a gobernar, después de haberse dedicado a bloquear carreteras. "Cuando sabemos la plata que disponemos para el pueblo, convocamos a las organizaciones y decidimos como gastarlo".
El último, alto en el camino, a 180 kilómetros de Cochabamba es en un mercado de frutas, la otra gran riqueza de la región, allí la municipalidad ha construido un recinto cubierto donde los campesinos venden sus papayas, naranjas, cocos, diversas clases de plátanos, maracuyás y exquisitos jugos exprimidos en nuestra presencia. Probamos el de coco, que nos da fuerza para proseguir el viaje. Ya de vuelta, decidimos parar para bañarnos en el Río San Jacinto, como hacen muchos lugareños. Poco después de reaunudar la marcha, Efraín detiene el Toyota. "Tengo que parar, Francisco, no me responde el freno". Se nos hace de noche en medio de la selva. Tras consultar por teléfono, decidimos reemprender la marcha despacio hasta subir el Tunari y si es posible bajar a motor hasta Cochabamba. Así hacemos, mientras vuelven a mi cabeza las imágenes de las cruces de esta mañana. Antes de iniciar la bajada Efrain, vuelve a parar. "Estoy seriamente preocupado, Francisco". Veo que respira hondo y arranca el vehículo, vamos descendiendo según lo convenido cuarenta interminables kilómetros, por fín a lo lejos, divisamos las primeras luces de la ciudad, esto nos anima y contra todo pronóstico llegamos a Cochabamba. Son las 11 de la noche y es Jueves Santo, la ciudad entera está en la calle, no para celebrar nuestro regreso, sino porque es costumbre esta noche cenar al aire libre y visitar las iglesias. Me sorprende que en contra de los ritos de estas fiestas, haya tantas barbacoas asando carnes y longanizas. Yo he decidido, después de despedirme con un abrazo de Efraín, saborear una fresquísima cerveza en Le bateau Ivre (el barco ebrio). Me la he ganado, estoy vivo.