sábado, 3 de abril de 2010

Sentado frente al Palacio Quemado

Estaba prevista mi llegada a La Paz al mediodia de ayer. De nuevo Aerosur ha decidido por su cuenta retrasar el vuelo hasta por la tarde. Nunca un incumplimiento de una compañia aerea me ha alegrado tanto. Habian venido a despedirme al aeropuerto mis amigos, Susana, Agustin, Efrain y Manuel, este con su familia al completo. Al disponer de mas horas, todos nos hemos encaminado a La Angostura, una presa cercana a Cochabamba, donde al ser un dia festivo, han acudido cientos de familias a comer pescado de la laguna en alguno de los restaurantes que circundan la ribera. Hemos disfrutado de una luz y de un paisaje suave, con esa tranquilidad que da ver a los barcos surcar placidamente las aguas. Asi, compartiendo amistad y proyectos de comunicación al servicio de las comunidades y la cultural popular, han transcurrido mis ultimas horas en Cochabamba.
Ya en La Paz, me he encaminado al Hotel Torino, donde se hospedan viajeros europeos y norteamericanos que con mochila al hombro vienen recorren lugares cercanos como el lago Tititaca, Tiwanaku o el Valle de la Luna. Está en pleno centro de la una ciudad, que fue fundada por los españoles para que las tropas que viajaban de Cuzco a Potosi pudieran descansar. No lo entiendo, el descanso es lo mas lejano que puede encontrar el viajero en la capital de Bolivia. Situada a 3.500 metros de altitud, en un hoyo rodeado de montañas por las que escalan las casas y la miseria hasta los suburbios de El Elto. Casi todas sus calles son cuestas, que la falta de aire hacen dificil pasear. Hoy ademas, casi todos los establecimientos estan cerrados, ya que se ha iniciado la Ley Seca previa a las elecciones del domingo. Poco se puede hacer a estas horas en La Paz, excepto agotarse.
Ya por la mañana he podido visitar el celebre mercado de Las Brujas, donde puedes encontrar las cosas mas insospechadas. Quechuas y aymaras con el colorido de sus vestimentas animan este lugar abigarrado, que los viandantes tienen que compartir con centerares de taxis, furgonetas de transporte y los autobuses más extravagantes. De alli me he dirigido a la calle Jaen, la mas colonial de la ciudad, donde nacio Pedro Murillo, uno los militares criollos que se independizó de la métropoli hace dos siglos. Aquí se ubicó un mercado de llamas y alpacas, y hoy alberga a varios museos que muestran diferentes expresiones de las culturas del pais. En mi deambular por las calles, desde las que casi siempre al fondo asoma una cumbre nevada, se me ha ido despertando un especial interes a La Paz. La presencia cotidiana de los pueblos originarios y de sus culturas en la calle, junto con su caótica arquitectura de edificios desvencijados, por no decir, de su trazado urbano casi imposible y tortuoso, hacen de esta ciudad un lugar diferente, un punto de encuentro entre el mundo andino y occidente. No he encontrado en ninguna parte referencia a la retórica imperial de "la madre patria". Sin embargo, me he dado cuenta de que un cholito le decía a otro: "Pídele plata al gringo". El gringo, obviamente, era yo.
He pasado por el Cuartel Nacional Electoral del MAS para desearles suerte, ante la importante cita electoral de pasado mañana. Creo que, con todos sus fallos y limitaciones, es el intento más serio desde su nacimiento como república, de conseguir una verdadera soberanía para Bolivia y recuperación de derechos de los pueblos originarios. De errores y contradicciones de este proceso me ha alertado un torstkysta cochabambino. Creo que no tiene en cuenta que los procesos sociales no son lineales sino complejos.
Al mediodia me he sentado en un banco de la Plaza Murillo, frente al Palacio Quemado, sede del Gobierno, donde junto a la bandera constitucional ondea la whipala, la bandera de los pueblos andinos. Un simbolo multicolor de afirmación cultural que estaba prohíbido hasta la llegada de Evo Morales a la presidencia. He recordado a Tupac Katari, uno de los martires de la resistencia contra los colonizadores, que antes de ser despiadamente descuartizado por cuatro caballos que tiraron de sus miembros hasta darle muerte, predijo: "Volvere y sere millones". Creo que eso es parte de lo que esta pasando hoy en Bolivia, pero esa es otra historia, de que hablaré en otra ocasión.

1 comentario:

  1. Buen post, solo unas aclaracioens, el lugar se llama El Alto, no Elto como has escrito. Túpac Katari no fue descuartizado por caballos, ese fue el peruano Túpac Amaru. Katari fue boliviano y posterior a la revolución de T.A.

    Saludos

    ResponderEliminar